Lectura 5. De la luz a la glucosa
Los únicos organismos vivos que
habitan la Tierra
y que pueden producir su alimento (glucosa), son aquellos capaces de
transformar un tipo de energía en otra: ya sea de energía química a energía
química, proceso conocido como quimiosíntesis, o de energía luminosa a energía
química, como ocurre en la fotosíntesis (foto: luz; síntesis: unión). La luz
solar es la fuente de energía que utilizan las plantas verdes para producir
su alimento: la glucosa.
Pero
¿Cómo ocurre esto?
Primero debemos
entender que la luz es una forma de energía capaz de realizar o desencadenar
ciertos procesos, por ejemplo con nuestro control remoto podemos prender o
apagar la televisión o la radio por medio de la luz infrarroja que emite
nuestro control, esta luz es invisible para nuestros ojos, sin embargo el hecho
es que si presionamos el botón funcionan los aparatos. Otro ejemplo son los
insectos, que son capaces de ver los colores ultravioleta que nosotros no
podemos ver. Así, a la luz que sí vemos se le llama “espectro visible” e
incluye las longitudes de onda que dan los colores que van desde el violeta
hasta el rojo; siendo el violeta el que tiene una longitud de onda más corta
(380 nm) y el rojo, el de la mayor longitud de onda que podemos observar (750
nm). Por longitud de onda debemos entender, la distancia que hay entre dos
crestas (o dos valles) consecutivas de una onda, además se representa con el
símbolo λ y se mide en unidades de nanómetros (nm).
Desde el punto de vista de la Física , la naturaleza de la
luz es doble, lo que significa que se comporta como onda pero también como
partícula energética. El comportamiento ondular de la luz se manifiesta en la
correspondencia de cada color del espectro visible con una determinada longitud
de onda (λ); la segunda cualidad de la luz es actuar como partícula energética
o fotón, lo que significa que al chocar la luz contra los objetos, unos colores
se reflejarán y otros serán absorbidos.
Pero
¿Qué tiene que ver la luz con las plantas?
Si observamos cortes
muy finos de hojas y tallos de plantas con ayuda de un microscopio, nos daremos
cuenta que las plantas están formadas por infinidad de células fotosintéticas,
cada una de ellas conteniendo en su interior estructuras llamadas cloroplastos,
los cuales a su vez presentan unas láminas parecidas a monedas apiladas,
llamadas tilacoides, dentro de las cuales se encuentra la clorofila (cloro:
verde; fila: hoja). La clorofila es un pigmento capaz de atrapar la energía
luminosa y transformarla en energía química (o sea en ATP).
Esto implica que si vemos a las
plantas de color verde es debido a que sus células tienen clorofila, pigmento
que participa en la síntesis de la glucosa. Ahora bien, la glucosa tiene 6
átomos de carbono en su estructura,
entonces la pregunta que surge a partir de esto es: ¿De dónde saca la planta
esos carbonos? Para contestar esta pregunta debemos recordar los
experimentos de Calvin y Benson, quienes marcaron el carbono del bióxido de
carbono (CO2), con carbono 14 y encontraron que formaba parte de la
glucosa, lo que implica que el carbono
de la planta proviene del CO2 que adquieren del aire.
¿Qué
partes de la planta están formadas por carbono?
La
presencia de carbono en todos los órganos de las plantas, como lo son las
hojas, tallo, raíz, fruto y semillas, provienen de esta capacidad que tienen de
fijar el carbono que se encuentra en el aire y transformarlo en estructuras
orgánicas que presentan carbono como: la glucosa, almidón, celulosa,
hemicelulosa, entre otras macromoléculas. Desde el punto de vista científico,
este proceso es resultado de la evolución de las células procariontes y
eucariontes, así como de la evolución de los pigmentos fotosensibles como la
clorofila.
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